Primero Roger Cruz. Un alcalde que se paso de vivo, Roger quien dio el Play de honor en un partido trascendental para El “Pozo”. No tuvo mejor idea que esocoger el escenario deportivo para repartir su propaganda electorera en un distrito asqueado por el proceder corrupto y nefasto del partido que defiende. ¡Fuera de acá desubicado! Regálales pases “a toda tu familia aprista”. ¡Salado!
Segundo los refuerzos. Fue extrañó que cuando la dirigencia del Pozo se comunicó con los refuerzos, estos no contestaran el celular porque lo tenían apagado, no se aparecieron a pesar que este era un partido importante en las aspiraciones de seguir avanzando en la copa Perú, “cosas del fútbol señores”. El Pozo es un equipo joven con escaso presupuesto dentro de sus arcas, mantenido por el amor de la hinchada y de una bien organizada barriada como lo es 6 de setiembre; la dirigencia integrada por la familia Arqueros Alvarado son los que ponen el hombro, convocan y comprometen en unísono a todo su barrio y porque no decirlo al todo distrito de Guadalupito. No se olvide que todo se aprende.
Tercero buen fútbol. Decir que se le iba a ganar a Manucci es ser un alucinado e iluso, pero que no debió perder de ese modo es cuerdo y razonable, la Tricolor denudo las fallas defensivas por las que venía atravesando el Pozo, un líbero que se complica a la hora de rechazar un balón dentro de su área; la falta del volante central y de los laterales que no llegaron. Un Pozo que convoca jugadores para afrontar los partidos contra un equipo que entrena a diario, que hace jugadas elaboradas, pero que por momentos pierde la concentración en su medio campo, acusa cansancio en los últimos veinte minutos del segundo tiempo y que se le puede hacer daño por la bandas, no es tampoco un mostro al que no se le pueda hacer daño. El resultado fue mérito de el esfuerzo del rival, 6 de Setiembre 0 – 4 Manucci.
Cuarto la barra. Una cábala que se rompió, hasta ahora El Pozo no había contado con una barra que lo aliente, mas que su propia hinchada, ayer se alentó con una reducido grupo de fanáticos y se perdió. Cabe preguntarse entonces ¿mantendrá El Pozo esta cábala en los siguientes partidos que le resta?
La derrota hizo que la hinchada salga fastidiada y molesta del estadio Municipal de Guadalupito, es comprensible, ellos pagaron su entrada por ver a un Pozo guerrero, encarador y ofensivo, no a un equipo menguado en sus jugadores, desordenado y sin toque de balón. Las derrotas como esta enseñan a madurar a un equipo joven que le falta mucho camino por recorrer en el ámbito del fútbol de copa Perú.
