Despedida

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¿Me das un beso?

Sabían que era su última noche juntos. Aunque ella lo dijera para protegerse. Aunque él dudara y bromeara al respecto. No volvería a haber otro encuentro.
Por eso, cuando ella le pidió que la besara otra vez, él sólo sonrió.
Claro que te doy un beso.
Y la besó, con la paciencia que no tuvo antes, con la ternura que nunca quiso darle. Despacio, transformando un beso profundo en varios besos rápidos que se escurrían hasta su mejilla, y casi sin querer terminaron abrazados en silencio. Y por primera vez ella le notó sincero, solo unos segundos, hasta que una nueva broma sirvió para salir de la situación.

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